Después de aquella maravillosa noche, no podían esperar sino una igualmente, maravillosa mañana y un maravilloso día.
Luego de despertar gracias a los besos y caricias de él, se habían duchado juntos y habían decidido ir a la playa, para ella fue muy divertido ver como miraba con odio a cada hombre que intentaba si quiera acercarse y que además, solía amenazar a aquellos que la miraban con lascivia.
-Oye idiota, vuelves a mirar así a mi mujer y te juro que te rompo los dientes.
Después de decir aquello la había tomado de la cintura y se habían dirigido al mar. Rita, había reído feliz de sentirse protegida, él era un hombre maravilloso, y estar en sus brazos había avivado en ella no sólo la llama de la pasión, sino también la del amor. Ese amor que creyó que jamás volvería a experimentar, pero allí estaba; amando a Hugh Scott, un hombre maravilloso que se había metido en su vida sin pedir permiso, que la había llevado al límite de la pasión y el deseo, un homb