Capitulo 62. La Primera Escaramuza
Diez millones de euros. El precio de su cabeza, anunciado en el lenguaje universal de la codicia. La libertad del piso franco, que había durado apenas unas horas, se evaporó. Se convirtió en una trampa. Cada ventana que daba al tranquilo patio interior era ahora una vulnerabilidad, un punto de mira. Cada vecino anónimo que paseaba a su perro se transformó en un posible cazarrecompensas. El susurro de las hojas en los árboles ya no era reconfortante; era el sonido de alguien acercándose.
—Maldita sea —murmuró Luciano, alejándose de la ventana, su cuerpo ahora un resorte tenso—. Esto lo cambia todo. Volkov no está jugando. Ha puesto un faro sobre tu cabeza visible para cada rata de alcantarilla de Europa.
Isabela sentía el pulso martilleando en sus sienes, pero su mente, forjada en el crisol de las últimas semanas, se mantuvo fría.
—Nos enfrentamos a una elección —dijo, su voz tranquila, analítica, cortando la tensión—. Nos quedamos aquí y nos atrincheramos, usando tus defensas digitale