"Mirar fijamente la pluma y el pergamino y desear poder saber de ella no es realmente conectarla mentalmente, estoy seguro de que lo sabes". Beto, el lobo del rey refunfuñó y el rey Ares suspiró por décima vez ese día.
Quería enviarle una carta a Helena, o mejor vincularla mentalmente. Quería saber cómo le estaba yendo. Escuchar su melodiosa voz, pero no se atrevía a hacerlo y no podía hacerlo por una razón.
Él estaba asustado.
Él era culpable.
Se odió a sí mismo por dejarla ir.
"Y lamentarte tampoco te hará ningún bien." Añadió Beto.
El rey Ares instantáneamente lo cerró y suspiró profundamente. "Beto, nunca ayudas en nada". Y volvió el pergamino en blanco y la pluma.
Todo lo que necesitaba hacer era escribir, o vincularla mentalmente el podía hacerlo sin importar la distancia, después de todo él era el rey alfa Supremo y sus deseos en ese momento se harían realidad, pero no pudo.
Se sentía demasiado culpable para hacerlo.
Esa culpa era lo que había impedido que se comunicara con Hel