Ultha se fue al río a pensar, tenía tantos sentimientos inexplicables que estaba confundido, nunca había querido a una mujer, y Adhara lo hacía enojar, poner celoso, después le daban ganas de besarla y a la vez se sentía triste por su indiferencia y sus ganas de liberarse.
Ya no podía vivir así, y tomó una muy dura decisión.
Fue a la ruca de la anciana madre y le dijo -he pensado mucho acerca de Adhara, ha ayudado a la tribu, me ha salvado la vida y creo que ya es tiempo de liberarla- su voz se quebró.
-Querido Ultha, sabes lo que eso significa ¿verdad? -
-Así es, ella dejará mi ruca y será libre, tendrá la posibilidad de casarse en la ceremonia de la primavera con quien ella crea que la haga feliz-
-Y a ti, querido Ultha, ¿no te gustaría hacerla feliz? -
-Ella no es feliz conmigo, por el contrario, me odia y me lo dice a diario, por eso he tomado esta decisión-
-Está bien querido, se hará lo que tú pides-
Ultha salió de la ruca de la anciana y no sabía dónde ir, no quería que lo vier