Capítulo 13

—Buenos días, he traído su desayuno —anuncia la habitual mujer y se va sin siquiera poderle contestar. 

Me tardo un poco en poder estar firme con los pies en el suelo. Siento algo extraño, y tardo en entender que es el latir de Aquiles, ha llegado. 

—Buenos días —su voz manda corriente por mi cuerpo y sin poder controlarlo reacciona, mi piel se estremece y mi entrepierna palpita—. He llegado, discúlpame por tardar tanto. 

Camina hasta encontrarse frente a mí e hincarse, ni siquiera puedo verlo, no puedo alzar mis ojos y mirarlo. Simplemente no puedo porque mi cuerpo y corazón responderán a ese embrujo.

—Te he traído esto, es parte de un coral, es… nues

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