Sylvana:
Camino sin ánimos, y con un dolor horrible de cabeza. Me siento debilitada. Cruzo unas cuantas miradas con Manuela y continúo en dirección a la oficina de Hernán.
—Pasa— me indica y cierra la puerta.
—Lo siento mucho Hernán yo no… —alza la mano
—Hay muchas excusas Sylvana, la verdad es que ya tengo varias quejas de tu servicio, y sobre la preparación del café —mis ojos se abren como platos. He trabajado para Hernán el último año y nunca he tenido ningún reclamo de algún cliente, solo el de hoy.
—No he querido mencionarte nada, pero pensaba en darte otra oportunidad, es sólo