Las lágrimas comenzaron a caer sin control. Se abrazó a sí misma, buscando un poco de consuelo en medio de la oscuridad.
—Eres una estúpida, Alicia… una completa estúpida —se susurró con odio.
Se dejó caer en la cama, sintiéndose más vacía que nunca.
Entre tanto, Dante caminaba por los pasillos