—Entonces… ¿qué te parece si hacemos negocios primero y después te invito a un buen whisky? —continuó Alan, sin dejar de sonreír.
Dante asintió con frialdad.
—Hablaremos de negocios. Nada más.
Alan soltó una risa leve y se volvió hacia Alicia.
—Un placer conocerla, signorina. Lamento si fui dema