Operación: Hagámosle la vida difícil a papito.
Por Louise Connelly
A menos de una semana para el acabo de mundo…
Intentaba descifrar lo fascinante que eran los adultos y sobre todo al espécimen que tengo frente a mí en estos momentos.
Mi papito…
Ese que ya iba a cumplir treinta y dos años y era incluso más pendejo que yo, bueno yo todavía no soy una pendeja, pero estoy a nada de serlo. De hecho ya mi cuerpecito ha empezado a tomar formas y curvas en partes que antes no tenía y ya había buscado información en internet sobre mis cambios hormonales, pero como soy una niña prudente también se lo dije a mi abuelita y acordamos que cuando nos viéramos me llevaría a la doctora y conversaríamos de mujer a mujer.
Pero, volviendo al punto, mi sujeto en estudio me mira como si me estuviera analizando, alzaba una ceja y luego negaba, volvía a mirarme y nuevamente negaba. Así estuvimos como cinco minutos hasta que por suerte llegó el repartidor con la pizza. Una vez que mi papito le pagó al chico, me invitó a sentarme con él en la mesa y despu