Los presentes se quedaron en silencio después de la pregunta de la señora Amira. En teoría, ellas serían las cabecillas enfrente de la organización y nosotros pasaremos a defender a la mafia. ¡Joda! Esta m****a se jodió toda. Miré a Yaro, Jabir y a Yasar y al parecer todos pensábamos lo mismo.
El rostro de la señora Lía Luz se veía desconcertado. El fin de semana que la vi interactuando con mi hijo y sus hermanos se vio jovial e inocente, he tratado de encontrar en ella una expresión de arpía, un ser mezquino, mala hija, hermana, ser humano y nada, por el contrario, se mostraba honesta, decente y cariñosa.
Lo fue con mi hijo, con quien compaginó como si se conocieran desde hace años. Vieron películas, ella se vio todas las que Gibran quiso; las de acción no fueron de sus favoritas, a ella le gustan más las series orientales. Aun así, compartió con él.
Ayer me acompañó a dejarlo de regreso a la casa de su madre y en esta ocasión la señora Lía Luz se había arreglado nada más para acom