—¿De qué me hablas? —El mayor estaba desconcertado.
—El informe suministrado en Operación Aroma es incoherente. ¿Lo sabía?
—Sí. Ustedes solo limítense a obedecer. —Se acercó al interruptor y lo apagó—. No soy corrupto, pero hay intereses superiores. —activó de nuevo el interruptor—. Esto es una línea de mando y deben obedecer. —¿A qué jugaba este hombre?
—Para usted, que aún es un militar. Nosotros ya no pertenecemos a las entidades públicas. Somos independiente y dado a lo que me acaba de responder. Le diré algo. Ruegue porque en la lista su nombre no salga, de lo contrario me encargaré de dañarle su supuesta rectitud.
—Yaro… muchacho… —volvió a apagar el interruptor—. No deseaba que ustedes estuvieran en este operativo. Los tentáculos son muy grandes, espero entiendan. —volvió a encender—. Ten cuidado con lo que dices. No me amenaces.
—De toda la Operación Aroma cometieron un gran error. —continuó hablando Yaro.
—¿Y cuál es?
—Escogernos a nosotros para cuidarlas. —Le respondí.