Capítulo Treinta

Bueno, voy a admitir una cosa, Rafael tenía razón y sus heridas sanaron más rápido de lo que creí, solo una hora después ya no quedaba ni siquiera una leve cicatriz de lo ocurrido.

Pero eso no borraría el recuerdo de él sangrando de rodillas mientras mamá le daba la bienvenida de mi memoria.

Aunque debo decir que él estaba incluso más orgulloso que yo, después de la pelea fuimos a desayunar con mis padres y mis hermanos, fue un desayuno divertido, lleno de chistes por parte de todos y recuerdos de la infancia que me subían colores al rostro.

Fue fabuloso ver a mi pareja riendo libremente, relajado e integrándose con las personas que más amaba en el mundo, papá aún no estaba del todo convencido cuando Rafael me tomaba de la mano o me daba un beso, más de una vez mamá tuvo que darle un golpe en la cabeza para que dejara de gruñirnos.

E incluso casi se ahogó con su café cuando mamá le propuso a Rafael ir con Noel a ver el territorio y bu

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