Beso

No me moví un solo segundo de la casa de la Sra. Elisa hasta no ver a Caleb y saber que se encontraba bien.  Por más en que ellos insistieron en que me fuera, no les hice caso y me dediqué a esperar a que los demás lobos salieron de la cabaña de Caleb para poder entrar. La Sra. Elisa y Augusto hablaban de cosas extrañas que no entendía ni en lo más mínimo, pero mi interés no estaba puesto en ellos, sino en la puerta de la cabaña.

Tres hombres salieron completamente desnudos de la cabaña, luego de varias horas de estar allí adentro con él. Me levanté de la tierra y corrí hacia el interior de ella sin importarme nada más que no fuera Caleb.

Al verlo mi corazón se alivió, pero al ver lo mal he

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