Capitulo 42: silencio incómodo.

El silencio fue incómodo en el automóvil. Yo ya no quería hablar y, al parecer, él tampoco.

Al llegar a casa, bajé del auto y me adentré en la casa sin siquiera esperarlo. Sabía que me gritó y que eso solo lo haría enfurecer más, pero no se compara a mi enojo.

Entré a la habitación y cerré la puerta con seguro, pero él la abrió de un fuerte empujón.

—¿Qué demonios te pasa? —Me gritó molesto, con su rostro enrojecido de rabia.

—¿Qué demonios me pasa? Nicolás, así como tú no me soportas, yo tampoco, no te quiero cerca de mí, no quiero que te me acerques... —Grité molesta, con mis palabras saliendo con fuerza.

Él comenzó a caminar hacia mí lentamente, con su mirada desafiante. Por primera vez, no caminé hacia atrás, es como si algo dentro de mí me diera fuerzas para enfrentar al maldito de Nicolás Santillán.

—No es la primera vez que dices eso, Eva. No es la primera vez que reniegas de mi cercanía, pero te tengo tan cerca de mí que no puedes alejarte, tan cerca que parece como estar dent
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