CAPÍTULO 50
AMARTE FUE UN JUEGO PERDIDO
—¿Itzam? — lo llamó cuando su voz se dignó a salir de sus labios.
Este la escuchó claramente; aun así, decidió ignorarla y como si un interruptor se encendiera en él, afianzó sus caricias en Emilia.
Milen no lo soportó, corrió hacia ellos presa de la ira, agarró a Emilia por los cabellos con tanta fuerza que de un solo movimiento se la quitó a Itzam de encima y la lanzó a un lado.
— ¿Qué mierdas estás haciendo? — exclamó con los ojos llenos de lágrimas.
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