AMARGURA

Jennifer Stone

No sé a qué hora me dormí, pero me levanto sobresaltada por los golpes de la puerta y los gritos de mi madre— ¿Qué sucede?— Pregunto al caer de la cama, golpeándome el trasero.

—Te lo dije cuando llegaste, tu hermano viene hoy. — Dice emocionada, y yo ruedo los ojos un poco celosa, siempre ha sido el niño de mamá.

—Gran vaina. — Susurro y ella se ríe, está acostumbrada a que hable así de él.

—Tenemos que prepararle su pastel favorito, y no tengo los ingredientes, ve a comprarlos. — Me ordena.

— ¿Es en serio?— Chillo aun desde el suelo.

—Apresúrate para que esté listo cuando el llegue.— Me responde como si nada, y por supuesto todos esos gastos van por mi cuenta, cuando se quemo la panadería hace un mes, mi madre quedo llena de deudas que tuvo que pagar con lo que tenia ahorrado en el banco.

—Ya voy. — Le respondo y entro al baño prácticamente arrastrándome, de verdad aun tengo mucho sueño.

Hago todo como una autómata sin pensar en nada ni siquiera me combino cuando me visto, y salgo tengo que tomar el bus porque donde se consiguen los ingredientes es lejos de casa.

La música es demasiado fuerte y me duele la cabeza, estoy de muy mal humor y cuando me percato de cómo me vestí al pasar frente a una ventana hago una mueca de asco.

Entro al supermercado y comienzo a guardar los ingredientes en el carrito de compras, miro con envidia una familia con un niño en los brazos, siempre soñé con tener un hijo con Samir, que tuviese los ojos color miel como los de él.

Sacudo mi cabeza, sacando de mi esos pensamientos que solo me hacen daño y sigo comprando, pero no dejo de pensar en él, en lo guapo que está y en las ganas que tuve ayer de probar sus labios de nuevo…

Por estar tan distraída golpeo a la persona que está delante de mí en el pasillo—Disculpe. — Susurro y él voltea, nuestros ojos coinciden de nuevo  quedo paralizada y sorprendida.

— ¿Me estas siguiendo?— Pregunta como molesto

— ¿Estás loco, de donde sacas eso?— Cuestiono indignada, no estoy tan loca como para hacer esas cosas, pero al parecer él solo quiere pensar lo peor de mí.

— ¿En serio crees que te voy a creer?, este supermercado queda muy lejos de tu casa. — Continúa acusándome.

—Piensa lo que quieras, tú conoces a mi madre y ella hace estas cosas. — Respondo

Dándome media vuelta para irme sin despedirme, Samir está más guapo que nunca, pero cada vez que me ve lo único que quiere es pelear conmigo.

Me dirijo a la caja a pagar, mientras mi corazón late frenético por este encuentro, cuando estoy cancelando en la caja, el hace lo propio en la otra y nuestras miradas se cruzan de nuevo…El niega con la cabeza aun sin poder creerme.

La chica que me atiende se lo come en los ojos y yo quiero arrancárselos para que no lo vea así ¡que descarada!—

Tomo mis compras y salgo apresurada para no encontrármelo de nuevo…Pero Por supuesto como si de una maldición se tratara ¡pasa todo lo contrario!

La bolsa de mis compras se rompe y todo se esparce en el suelo justo en el momento que su costoso auto viene de frente— ¡Dios! Pronuncio viendo al cielo, ¿es en serio?—. Solo a mi me pasan estas cosas.

El cómo es un caballero detiene el auto y se baja— ¿Necesitas ayuda?— Se que lo hace solo por que es su naturaleza ayudar a la gente no porque yo le importe nada.

—No gracias. — Respondo, pero él se inclina a ayudarme a recoger y ambos nos golpeamos la cabeza.

—ahiiii—Chillo exagerada y agrego— ¡Te dije que no necesito tu ayuda!—Grito, 

— ¿Y cómo piensas llevar todo eso?— Pregunta él con los melocotones frescos en la mano.

— ¡No lo sé, no es tu problema!— Le respondo de mala manera.

—Te llevare. — Manifiesta serio, y tranquilo.

—No necesito tu ayuda. — Respondo de nuevo como una niña malcriada, como si el tuviese la culpa de lo que me está pasando.

—Lo sé, lo hago solo porque necesito que hagas algo por mi más tarde. —Informa serio.

— ¡Hoy es sábado, no trabajo los sábados!— Le respondo de mala manera y el se ríe como si estuviese diciendo algo muy gracioso.

—Jennifer ¿no me digas que no leíste el contrato?— Cuestiona el con una sonrisa burlona en la cara.

—Claro que lo leí. — Respondo de inmediato pero continúa riendo.

—La asistente del presidente está disponible para él las veinticuatro horas los siente días de la semana, si te necesito a las dos de la mañana tu estas disponible a las dos de la mañana, ¿Por qué crees que cobras tanto?— Me pregunta el dejándome sin habla.

—Entiendo. — Respondo con ganas de gritar de frustración, siento tanta amargura, el abre la puerta de su auto y subimos las cosas en silencio.

—Te voy a asignar un auto de la empresa, para que puedas ir y venir las veces que yo necesite. — Informa arrancando el auto y yo que me derrito con el olor de su perfume.

Lo miro manejar concentrándose en el camino, y me lo quiero comer literalmente— ¿Qué tanto me vez?— me pregunta como incomodo.

—Nada, solo te vez diferente. — Menciono tragando grueso.

—Tú también te ves diferente, deberías cambiarte de ropa para el trabajo que vas a hacer hoy, tu eres la imagen de la empresa y no puedes andar por allí como si te hubieses vestido un payaso. — Dice dejándome con la boca abierta.

— ¿Qué tiene de malo lo que llevo puesto?— Pregunto ofendida, se desde que me vi que estaba mal, pero que él me lo dijera es un golpe a mi ego.

—Voy a ordenar unos uniformes para ti, no puedo permitir que andes así por allí. — Dice mientras asiente.

—No es necesario. — Intento explicar y no me deja continua cuando me interrumpe. —Lo es Jennifer aunque no lo quieras aceptar, mi asistente no puede verse tan mal. — Expresa sin importarle que hiera mis sentimientos.

—Como quieras. — Respondo ofuscada.

—Creo que nos vamos entendiendo, siempre será como yo quiera y cuando yo quiera. — Me dice y mi estomago da un vuelco…eso me sonó tan erótico.

—Después que lleves esas cosas a tu casa necesito que alquiles el mejor salón de la ciudad para el sábado que viene, ¿Entendido?— Cuestiona.

—Si señor. — Respondo no necesito que pregunte tonterías.

—También vas a contratar una empresa de catering, conoces mis gustos puedes escoger la comida perfectamente. — Continua el centrado en el trabajo, mientras yo tomo nota mental de todo, pero no puedo evitar mirar sus labios rojos.

—Flores quiero que todo este ambientado muy romántico y con colores suaves. — Continúa y asiente.

— ¿Romántico?— Cuestiono sin comprender que tiene que ver esa palabra con negocios.

—Voy a pedir la mano de mi novia. — Explica

De inmediato me pongo helada, mis manos tiemblan, las sostengo entre las dos y trato de llorar para adentro, como lo vengo haciendo desde hace años, desde qeu no estoy con él, finjo sonreir, seguir adelante y haberlo superado...Pero no es así.

— ¿Todo bien?— Pregunta.

—Todo perfecto. — Susuro.

Hago como si nada, pero que amargura me da que él está feliz con otra mujer, por fuera sonrió… Pero por dentro estoy destrozada, formo un intento de sonrisa en mi cara pero estoy clara que solo hago una triste mueca en mi cara...Si él quiere lastiimarme, lo logró.

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