Las noches con Samuel continuaron, aunque no quisiera admitirlo follar con él se sentía muy bien, pero después del placer llegaba el arrepentimiento y con el un poco de depresión.
— Señora, el Duque la está llamando — me dijo Adelaida entrando a la habitación que ahora compartía con él.
Yo me levanté de la cama y fui con Adelaida escaleras abajo, él estaba en el pie de las escaleras mirándome con una sonrisa.
— He traído algo para ti mi hermosa paloma — Me dijo y me llevo hasta donde estaban un montón de cajas.
Samuel había mandado a traer muchísima ropa, zapatos y comida, el me miro con una sonrisa mientras me entregaba una caja con más ropa.
— si no es suficiente solo dímelo — me dijo.
Yo me acerque a el y lo abrace con fuerza.
— creo que es suficiente — le dije.
Samuel bajo la cabeza y me dio un beso en los labios.
— ¿quieres que te acompañe a llevar todo eso? — me pregunto.
Yo negué de inmediato con la cabeza, no quería que Erick conociera a Samuel, tenia miedo de lo que él