Luisana se había ido a casa de su madre, ella solo me miraba con desprecio y no podía quejarme por eso, hasta yo sentía repulcion de mi mismo por haber hecho algo tan ruin y bajo como lo que hice con Natasha, pero es que para mi era muy difícil decirle que no y como un tonto enamorado cai en su provocación.
— mi lord ya hemos llegado — anuncio el cochero.
Yo abri la puerta del carruaje y me baje, iba a hablar seriamente con Natasha, algo como lo de anoche no se podía volver a repetir, ella no podía ir a mi casa cuando se le diera la gana, ella sabia que clase de relación íbamos a tener, y aunque no amaba a Luisana, ella merecía mi respeto.
Cuando entre a la casa, una de las sirvientas estaba en el suelo llorando, yo me acerque con rapidez a ella.
— ¿pasa algo? — le pregunte.
Ella levanto la cabeza y tenia el rostro muy golpeado.
— Samuel — llamo Natasha.
Yo me di la vuelta y la mire.
— ¿Qué le ha pasado? — le pregunte.
Natasha camino a mi y me abrazo con fuerza.
— estaba rob