En ese momento, Alan se rio, burlándose.
Yo me puse aun más incómoda. No pude evitar empujar al hombre que tenía detrás, y Mateo solo entonces se levantó lentamente.
Él miró a Alan, irritado:
—¿De qué te ríes?
—¿Ah? —Alan cambió de expresión de inmediato.
—Yo no me rio de ti, me rio de él, mira.
Señaló con toda seriedad a Carlos, que estaba enfrente.
En ese instante, Carlos tenía la cara tensa y la mirada fija en Camila, que estaba en el escenario.
Su mano se cerraba y se abría una y otra vez, como si estuviera a punto de perder el control.
Alan se recostó, suspiró y dijo en voz lo bastante alta para que todos oyeran:
—Ay, hay gente cuya actuación es de verdad pésima. A ver si después no terminan culpando a Valerie, diciendo que lo hizo a propósito para vengarse y maltratar a alguien.
Carlos lo miró serio.
Por suerte, ese día logró contenerse. Solo lo fulminó con la mirada, sin decir nada.
La escena ya estaba sacando de quicio a Samuel.
Después de innumerables cortes, por fin perdió la