Capítulo 101
Cuando vio que ya no insistí en rechazarla, la abuela Bernard sonrió de oreja a oreja:

—Así me gusta, mi nuera tan bonita. La cosa es que ya tenía un buen tiempo queriendo dártela. Ahora que te la entrego, me cumplo un capricho de vieja.

Mientras acariciaba la pulsera suave, la culpa me volvió a pegar.

Para la abuela Bernard siempre fui buena, pero yo...

Las lágrimas empezaron a salirme sin poder detenerlas.

Ella me sonrió con cariño:

—¿Y eso? ¿Por qué lloras tanto, mensa? ¿Acaso Maiki te hizo algo?

Yo seguí llorando:

—No me hizo nada, es solo que… usted es demasiado buena conmigo.

—Ay niña, eres mi nuera, ¿cómo no voy a ser buena contigo?

En ese momento, se acercó un empleado para avisarle:

—Señora, el banquete ya empezó desde hace rato, todos la están esperando abajo.

La abuela me miró y me preguntó:

—¿Vienes conmigo o prefieres quedarte un ratito más aquí?

—Vaya usted primero, yo quiero quedarme aquí otro poco.

—Bueno, entonces me voy. Luego mando a Maiki para que suba a hacerte com
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