Amber.
Cuando dan las doce de la noche siento como Ángel se enderesa en el sillón y yo lo suelto, se recarga en el reposa brazos y se cubre la cara con una de las manos.
-Pero que vergüenza acabo de pasar contigo.
-No te preocupes así me deberás un favor.
-Cómo supistes que aser.
-Recuerdas que te dije que a mi hermana la asustaban los ruidos fuertes pues le sucedía casi lo mismo que a ti durantes las tormentas solo que ella no dudaba en buscar mi ayuda recuerdo que durante las noches se dormía en mi cama hasta la salida del sol.
Ángel me voltea a ver con ojos de suprica y entiendo lo que me quiere pedir, me río un poco.
-No dormirás conmigo.
Se termina de destapar y se comiensa a comportar como niño malcriado.
-Por que no, la tormenta todavía no acaba.
-Pero mírate estás todo sudado creo que puedo escurrir la camisa que traes puesta y además que dirán los demás si pasas la noche aquí conmigo.
-Qué eres una excelente cuidadora además mi hermano te pidió que me cuidaras.
-P