A solas con su captora en esa tétrica cabaña, la desesperación empezaba a dominar a Iliana quien intentaba inútilmente liberarse de sus amarres. Caroline disfrutaba de la escena que tenía ante sus ojos riendo eufóricamente.
-C: Sabes ¿A dónde envié a esos enormes hombres?-
Mientras hablaba Caroline jugaba con una Daga, con la cual acariciaba sus respectivas manos, Iliana lloraba desconsoladamente, sin poder articular ninguna palabra. Caroline se acercó a ella, haló de su cabello para levantar su rostro, pasándole delicadamente la daga por su rostro.
-C: ¿Qué pasa? ¿Te comió la lengua el gatito?-
Seguía pasando la daga por su mejilla, mirando fijamente el terror que provocaba. Iliana temblaba, la mezcla de emociones que experimentaba era abrumadora, ver que, quien consideró por mucho t