—¡Dios mío, otro bebé! — exclamó Lorenzo, incapaz de contener su emoción. Se acercó a Elena y la abrazó con ternura. —Esto es increíble, Elena. Increíble—.
Elena se aferró a él, llorando y riendo al mismo tiempo. —No puedo creerlo... Estamos teniendo otro bebé. —
Lorenzo besó su frente y luego la miró a los ojos con determinación. —Lo haremos funcionar, Elena. Como siempre lo hacemos. Juntos—.
Elena asintió, una sonrisa temblorosa en sus labios. —Sí, juntos—.
Y así, en medio de la sorpresa y la alegría, Elena y Lorenzo se prepararon para recibir a un nuevo miembro en su familia. Sabían que los desafíos seguirían llegando, pero también sabían que el amor que compartían y la fuerza de su unión los llevarían a través de cualquier obstáculo que el futuro les trajera. Con las trillizas jugando en la sala de estar y un nuevo bebé en camino, su hogar estaba lleno de vida, amor y la promesa de un mañana brillante.
Los días que siguieron estuvieron llenos de una emoción renovada en la casa de