Medio mes después, en el Hotel San Francisco.
Laura se paró en la entrada y saludó a los familiares y amigos que asistían a la boda.
Llevaba un vestido rojo para recibir a los invitados y estaba junto a Luis.
Los dos parecían una pareja perfecta y eran extraordinariamente llamativos.
—La boda empieza en media hora.
Luis miró los tacones de Laura y preguntó: —¿No estás cansada de estar de pie con tacones?
Laura negó con la cabeza y le sonrió dulcemente:
—No, solo estoy feliz.
Los padres de Luis miraron a su nuera, satisfechos.
Lau era una chica muy amable a la que vieron crecer.
A su familia no le faltaba dinero y, además, siempre habían querido que Laura fuera su nuera.
Ahora, por fin, el deseo se había hecho realidad.
Mientras tanto, en el aparcamiento subterráneo del hotel.
Óliver apareció furtivamente en el aparcamiento subterráneo, completamente armado, enmascarado y encapuchado.
Se dio la vuelta y entró en el ascensor con un paquete de polvos en la mano.
Media hora más tarde, el a