Nadia sonrió ligeramente, complacida por la expresión de nerviosismo e impotencia que tenía ahora Laura:
—Ahora voy a hacer un directo, y tú me pedirás perdón y admitirás que te has equivocado. Admitirás que eres amante y que obligaste a Óliver a casarse contigo y a abandonarme. Si aceptas, te dejaré ir cuando termine la emisión, ¿qué te parece?
Un escalofrío recorrió el rostro de Laura mientras miraba a la mujer que se acercaba a la locura frente a ella, con su rostro congelado por la concentración:
—¿Estás loca? ¿Por qué eres tan malvada?
Que admitiera que era amante en directo, y cuando los internautas vieran las grabaciones, ¿no quedará arruinada su reputación para el resto de su vida?
No solo se arruinaría su reputación, sino que cuando tuviera hijos en el futuro, los niños podían ser acosados por sus compañeros de clase a causa de esto.
—No puedo prometerte eso.
Nadia tomó el cuchillo y le hizo otro corte sangriento en la cara a Laura, y le dolió tanto que su carita se arrugó de