—No lo haré. —Laura negó con la cabeza. Estaba un poco más cerca de desatar la cuerda.
Nadia entrecerró los ojos, sombría:
—Bien, si no hablas, entonces te destruiré. Si destruyo esta cara tuya, ¡nunca serás capaz de seducir a los hombres!
Nadia estaba completamente loca.
Tomó un cuchillo y quiso rajar la cara de Laura.
Laura, justo a tiempo, se desató las cuerdas y se apartó rápidamente.
Nadia quiso agarrarla.
Laura se echó a correr, pero estaba cubierta de sangre y a los pocos pasos iba a ser alcanzada por Nadia.
Justo entonces, una figura salió en su protección.
Luis se puso delante de Laura y le dio una patada en la cara a Nadia, protegiendo rápidamente a Laura entre sus brazos.
—Lau, te voy a llevar al hospital.
La voz del hombre estaba llena de tensión, preocupación, y remordimiento.
Laura miró a Luis frente a ella, con los ojos llorosos enrojecidos.
En ese momento, no pudo evitar echarse a llorar.
—Me duele, Luis, me duele mucho.
Luis entrecerró los ojos siniestramente mirando a