Óliver se tambaleó unos segundos y su complicada mirada se posó en Laura.
¿Hirió a Laura muchas veces?
¿Cómo era que Laura nunca se lo dijo?
No se molestó en ayudar a Nadia, esta se levantó sola, mirando a Laura con disgusto:
—¿Habría roto Óliver conmigo si no fuera por ti? Todo es culpa tuya.
Laura la miró tranquilamente, con una mueca en la comisura de los labios:
—¿Culpa mía? ¿Quién destruyó mi familia? ¿Acaso yo te obligué a abortar tantas veces...? Nadia, aunque te deje ser la esposa legítima, no podrás hacerlo bien con un cerebro como el tuyo.
Al ver que Laura la llamaba explícitamente estúpida, Nadia se enojó y enloqueció tanto que quiso insultarla.
Óliver la detuvo antes de que pudiera hacerlo:
—¡Muy bien! ¡Basta ya! ¿Qué demonios le hiciste a Laura hace dos años?
Los ojos de Nadia parpadearon, un poco culpable:
—¿Qué podría hacerle? ¿No está aquí sana y salva?
Laura no pudo evitar temblar al recordar el pasado.
Luis le rodeó los hombros con el brazo y le dio unas palmaditas tr