Verónica no entendía el porqué de su irracional furia, sus manos estaban hechas puños y su rostro estaba absolutamente tenso, sus ojos se encontraban cristalizados pero ella evitó llorar a toda costa, no era débil y sobretodo no le debía afectar que Acheron tuviera otra mujer en casa.
¡Pero malditamente le afectaba!
Pese a que había luchado por todos los medios para alejarse del psicótico lobo, él inesperadamente se había colado en su pecho y ahora ella no tenía idea de cómo arrancarlo, no le iba a dar la satisfacción de que él supiera que de alguna forma le atraía, antes muerta.
Enseguida se dio la vuelta volviendo a la habitación que Acheron le había asignado, después volvería para darle el beso de buenas noches a su hijo.
Por el momento trataría de olvidar la conversación que recientemente había escuchado.
*
VERÓNICA
A pesar de que había dormido, la rabia no había desaparecido aún de mi cuerpo, detestaba sentirme así.
Sabía que estaba celosa, aunque eso jamás lo admitiría.
Pero fue