- Princesita, ahora tú eres el pez gordo, lástima que te quieren muerta. No puedo creer que se desperdicie tanta belleza, pero no dejaré que mueras sin antes disfrutarte – dice el tipo rodeando a Ashley, mientras la observa con morbosidad.
Ella se encuentra con su rostro neutro, pero por dentro desea romperle la cara a golpes. Contiene su rabia, no puede actuar sin antes pensar, es su vida después de todo.
-Súbanla a la camioneta – ordenó, los otros tipos obedecen, la toman de los hombros e intentan subirla.
Ashley empieza a luchar, negándose a ir con ellos. El tipo que dio la orden se dio cuenta, se acerca a ella y la abofetea, haciendo que Ashley volteara su rostro y su rabia aumentara.
Alexis vio eso, apretó sus puños, sentía como la ira recorría todo su cuerpo, sintió el deseo de matar a quien se atrevió a golpearla. Sin más que pensar, decide salir de su escondite.
-Dejen a la dama en paz – dice entre dientes. Se encuentra parado con sus puños totalmente apretados, de sus ojos ra