Capítulo 23

Nunca los chicos se habían despertado tan temprano y voluntariamente, pero ese día la algarabía de sus hermanos despertó a Bárbara, quien había logrado conciliar el sueño hasta muy tarde. Y lamentó haber aceptado el paseo con Arturo, porque los chicos entraron en tropel al cuarto para despertarla.

— ¡Levántate Bárbara, vamos a llegar tarde! — se quejó Dani, a quien siempre utilizaban sus hermanos cuando había que decirles algo a Bárbara y los mayores no se atrevían. La pequeña Dani lograba siempre amansar el temperamento de la hermana mayor.

— ¿Qué hora es? ¿Qué hacen despiertos? Cierren sus bocotas o van a despertar a la tía Engracia y a todo el hotel.

— Ya la tía está despierta, sólo faltas tú. Arturo dijo que saldríamos muy temprano. ¡Vístete ya, flojaza!— le aclaró la disposicionista Roselyn. — no podemos hacerlo esperar.

— No será acaso que ustedes no pueden esperar. — Dijo quitándose de encima la sábana— Fuera de aquí, voy a vestirme, pero si me han sacado de la cama tan
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