No puede ser.
Por supuesto que no.
Clarisse... Ella... Ella es mi amiga.
No, no, no.
¡Mierda!
Clarisse no sería capaz de hacerle daño a mi hija, ella ha sido mi amiga desde el primer momento en que llegué aquí, ella quiere a Mía, no puede hacerme estó.
No puede creerlo, no doy crédito a lo que mis ojos miran, debe ser falso, Clarisse sería incapaz de hacerme daño, de hacerle daño, ella estuvo conmigo siempre. Yo veía en sus ojos el cariño que le tenía a la pequeña.
¿Como podía ser falso ese cariño?
Mi corazón amenazaba con abrir un hoyo en el pecho y salirse disparado de su lugar, mi cabeza retumbaba y mis ojos ardían, picaban. Lo que siento en esté preciso momento es el peor sentimiento de todos; traición, pura y dañina traición. Pero lo que hacía que doliera a un punto inimaginable era que venía de una persona que creí mi amiga. Yo jamás imaginé que pudieran ser una de ellas, nunca dudé de mis amigas ni por un segundo.
A veces los enemigos prefieren estar frente a tí.
Recordé las pa