Alai
Estaba acostada sobre el pecho de Max después de haber hecho el amor.
— Amor, mañana nos casamos. ¿No estás feliz?
— Sí, amor, obvio que estoy feliz, solo que también estoy nerviosa. — Me pegué más a su cuerpo.
— No va a pasar nada, te lo prometo. — Besó mis labios. — Descansa, que mañana será el gran día.
Y eso hice, me abandoné en los brazos de Morfeo.
Al otro día, siento cómo alguien está saltando en la cama.
— Oye, amiga, despierta. — Es Tamara.
— ¿Qué quieres, Tamara? — Me levanto y veo a mi bebé que me sonríe al verme.
— Hola, mi bebé hermosa. — La tomo en mis brazos y le doy muchos besos.
— Bueno, basta de besos. Báñate, que en dos horas hay que estar listas. — Yo asiento y me levanto de la cama directo a la ducha. Cuando salgo, me pongo una sudadera y una camisa suelta.
— Listo, Tam, empieza a hacer tu magia. — Le sonrío y ella me señala la silla.
— Quiero dejarte el pelo suelto, pero te colocaré unas pequeñas ondas, y el maquillaje lo haré muy suave porque el matrimonio s