Cuando era pequeña, mi madre me enseñó que no debía juzgar a las personas sin conocerlas.
Ella me repetía, una y otra vez, que no sabía cual era la situación que el otro podía estar atravesando.
Todos tenemos un pasado. Todos tenemos heridas abiertas.
Y la vida no es fácil. Quizá para unos pocos afortunados sí, pero para la mayoría de los seres humanos, no y eso es motivo suficiente para no juzgar.
Esa era la filosofía de vida que llevaba... Pero cuando salí al mundo, me dí cuenta que eso no funcionaba para todos.
Y eso, lo incluye a Jeremy.