Ogre no esperaba que lo ignorara por completo. Al ver a nuestra familia tan unida, sus ojos se enrojecieron.
Intentó acercarse, pero mi hijo se interpuso, mirándolo con furia.
—¡Aléjate de mi mamá!
—¿Cómo te atreves a pedirle que sea tu niñera? ¡En casa es una reina! ¿Tú quién eres?
—Sé todo sobre ti. No solo eres un canalla que lastimó a mamá, ¡sino que también tienes un hijo ilegítimo!
—Mamá solo tiene a mi hermana y a mí. ¡Tu hijo jamás será suyo!
—Un hombre como tú ni merece limpiar los zapatos de papá. No eres tan guapo, ni tan rico, ni la tratas tan bien como él.
Mi hijo lo escaneó de arriba abajo con desprecio, luego le pisó el pie con fuerza.
—Tu expresión envidiosa da asco. No sé cómo te atreves a vivir. ¿Será por tu falta de vergüenza?
Las risas burlonas de los presentes resonaron.
Ogre apretó los puños, su pecho se agitaba de rabia.
Todos sabían que solo era un beta por el favor del alfa. ¡Ahora que había ofendido al presidente, lo perdería todo!
Hayl