Al encontrarme con sus miradas, mi corazón se ablandó al instante.
—Dejen de asustar a los demás, todavía necesito que me sigan tratando la herida.
Mis palabras hicieron que el sanador se relajara un poco.
Después de confirmar que no había otras anomalías en mi cuerpo, el sanador dijo con respeto:
—Alfa, Luna solo tiene algunas heridas superficiales. El bebé en su vientre no se ha visto afectado y está muy saludable.
—Usaré las mejores hierbas en el dorso de su mano. No quedará ni rastro.
Raven asintió con gravedad.
Sabía que estaba luchando por contener su ira.
Ogre, el principal culpable, tragó saliva nerviosamente ante la tensión.
Nunca imaginó que la mujer que consideraba una inútil se convertiría en alguien a quien debía adular.
Al vernos interactuar con cercanía, una intensa amargura surgió en él. Sus deseos posesivos, antes reprimidos, emergieron.
Pero no podía competir con el hombre a mi lado, así que contuvo sus emociones.
Raven me abrazó y escaneó a los