Conociendo al hombre que adoptó a mi hija

Caminando hacia la puerta de la residencia de los Collins, Amelia sentía sus manos sudar y sus piernas temblar.

Su corazón estaba tan acelerado que ella podía sentir que él se detendría en cualquier momento.

Con su pequeña maleta se acercó a la puerta, pero antes de que pudiera entrar fue sorprendida por Pedro que ya la estaba esperando.

"Buenos días señorita, Green!"

" Buenos días!"- sonrió demostrando su nerviosismo.

"¿Sólo trajo eso?" - preguntó con sus ojos sobre la pequeña maleta que Amelia sostenía con su mano izquierda.

"Es todo lo que tengo!" - respondió avergonzada.

"Bien! ven conmigo!"

El hombre vestido de uniforme blanco le dio espacio para entrar y la guió hasta las escaleras que daban acceso a los cuartos de la casa.

"Primero le mostraré el cuarto en que se quedará y sólo después le presentaré el resto de la casa" - decía mientras subía tranquilamente los escalones de la escalera "¡Llegamos!"

El hombre se detuvo frente a una habitación de puerta rosa con detalles de mariposas y una placa personalizada con el nombre de Claire.

" ¿Claire? ¿Así te llamas?"- Susurró.

" ¿Has dicho algo?"

" No, sólo estaba pensando en lo linda que es esa puerta!" - intentó disimular.

"De hecho el señor Collins tiene buen gusto y cuando se trata de su heredera él no mide esfuerzos" - dijo abriendo la puerta - "Ahora ella se encuentra durmiendo, pero puede dejar sus cosas en el cuarto y después regresamos."

-"¿Regresamos?"- Amelia estaba ansiosa por ver a su hija, tanto que no pudo dormir la noche anterior.

"¡Sí! Le mostraré el resto de la casa y le informaré de todas las reglas que deben seguirse rigurosamente. "

"Está bien!" - todo lo que ella quería era ver la cara de su hija, por eso sintió como si le hubieran tirado un cubo de agua.

" Acompáñame a mí!"

Amelia colocó su maleta en el cuarto y sus ojos rápidamente encontraron la cuna donde su pequeña estaba durmiendo.

Pedro presentó todas las habitaciones de la casa, pero al llegar a una habitación que estaba cerrada le advirtió.

"Si quiere mantener su empleo nunca bajo ninguna circunstancia entre en ese cuarto... el señor Collins es muy sensible con respecto a ese cuarto."

" Entiendo!"

"Otra cosa es que... quien manda en esta casa con la ausencia del señor Collins es la señora Odete, entonces obedecela fielmente y estoy seguro que se quedará aquí por mucho tiempo, de lo contrario ella misma la echará."

"Entiendo!"

Amélia solo escuchaba cuidadosamente todos los consejos y advertencias que Pedro le decía sin decir mucho.

"Aquí! - cogió el monitor del bebé que estaba en su bolsillo y lo entregó - "Puede regresar a su cuarto."

" Gracias!"

Regresando a la habitación, su corazón nuevamente aceleró y mientras caminaba hacia la cuna surgieron pensamientos negativos.

" ¿Le caeré bien?" - "¿Y si no me acepta?" - Las lágrimas comenzaban a brotar y todo el coraje que tenía antes se desvaneció y se sentó en medio de la habitación mirando la cuna y se preguntó si lo que estaba haciendo era realmente lo correcto.

Sumergida en sus propios pensamientos mientras se depreciaba escuchando un gruñido indicado que la pequeña estaba despertando.

Al oír aquel sonido todos los pensamientos que la asustaba desaparecieron y con pasos rápidos llegó hasta la cuna.

" ¡Ella es tan linda!" - dijo observando cada detalle mientras dejaba sus lágrimas caer sobre la cuna "Mi niña... mi hija" - la voluntad que ella tenía era de gritar y poner fuera todo aquello que la estaba asfixiando todos esos nueve meses - "Mi hija."

Amelia la tomó en sus brazos y la abrazó fuertemente sintiendo el suave olor que emanaba de su hija que extrañamente la estaba calmando.

"Nada ni nadie nos volverá a separar"- decía encantada por cada rastro de su hija.

Claire había sacado el tono de su madre, el color de sus cabellos y la pollita de nacimiento era idéntica a la que Amelia tenía en el lóbulo de la oreja derecha, pero sus ojos eran parecidos a los de Otto, su padre.

La pequeña no presentó resistencia en cuanto a los cuidados de Amelia, muy al contrario estaba tranquila y serena.

" ¿Señorita Green?"

"¿Sí?" - respondió al oír golpes en la puerta.

" Es hora del desayuno de Claire."

" Claro, ya voy."

Al abrir la puerta se encontró con una mujer de cabello oscuro y uniforme blanco, era Gloria, la cocinera de la casa.

" Traje el desayuno de Claire" - Estaba con una bandeja con leche y algunas frutas cortadas.

" Gracias!" - tomó la bandeja de las manos de Claire.

" En cuanto termines tienes que llevarla a dar una vuelta."

" Está bien! gracias!"

Después de darle el desayuno a Claire, Amelia la arregló y como acordó la llevó a dar una vuelta.

Mientras caminaba por los alrededores, Amelia encontró un parque infantil y llevó a su hija a quedarse unos minutos allí.

"Deja a mamá poner una toalla para que te sientes" - improvisando, Amelia usó un pequeño paño en lugar de la toalla y puso a Claire sentada.

Sus ojos permanecían fijos sobre la niña y por más que quisiera mirar otra cosa no conseguía, pues sentía que si sacaba los ojos de ella aunque fuera por un segundo la perdería.

"¿Tienes sed?" - Sacando tus ojos de la niña buscó la botella de agua en la bolsa, pero como no la encontraste buscaste dentro del carrito.

Al encontrar la botella se asustó al ver a una hombre tomar a Claire en brazos.

Rápidamente la tomó de los brazos del hombre que la miró de arriba a abajo.

"¿Qué crees que estás haciendo?" - gritó - "¿No sabes que no debes tocar a los hijos de los demás sin el permiso de los padres?" - se alejó de él

" Tranquilo, yo soy su padre" - respondió el hombre al verla alejarse.

" ¿El padre?" - Por un breve instante Amelia se había olvidado que estaba en ese lugar no como madre, sino como niñera.

" ¡Sí, el padre!" - ¡Respondió el hombre alto, barba sin hacer, cabello oscuro y ojos color miel -" ¡Aquí!" Entregó su identidad al percibir que ella presentaba cierta resistencia.

" ¡Ay, Dios mío... señor Collins!" - su voz salió en voz alta al darse cuenta de que el hombre que estaba frente a usted era el que había adoptado a su hija " Lo siento, yo no..."

" No te preocupes por... yo que erré al llegar así de la nada sin presentarme, pero como estaba volviendo a casa y vi esa princesa" - hizo voz de niño - "decidí parar para verla" se acercó a ellas - "¿sintió falta de su padre, mi amor?"

Claire solo extendió sus brazos hacia James para que la tomara, pero Amelia aún la sostenía fuertemente.

" ¿Puedo ir por ella?"

" Claro!"

Incluso sin querer, Amelia sólo le permitió sostener a su hija.

" Toma el carrito y llévalo al auto."

" Um?"

" Las llevaré de vuelta!"

James solo caminó hacia su coche dejando a Amelia organizando el resto de las cosas.

"¡Perdón!" - dijo al entrar en el coche y sentarse al lado de él.

" Debes ser la nueva niñera de Claire."

" Sí, señor! me llamo Amelia Green."

" ¡Encantado, señorita Green! Me llamo James Collins y soy el padre de Claire... Espero que puedas cuidar a mi hija como si fuera tuya porque esa cosita es mi todo."

A pesar de no poder mantener contacto visual con James, Amelia se sintió aliviada al saber que su hija era amada aún más por alguien que no tenía su sangre.

" El señor Collins llegó, señora!" - Pedro avisó en cuanto vio el coche de él entrando en la residencia.

Después de mirarse en el espejo bajó rápidamente las escaleras para encontrarlo.

" James, querido!" - se acercó con una enorme sonrisa así que lo viste " Como fue de viaje?"

" Tranquilo! como están las cosas por aquí?"

" Bien como siempre... veo que ya conociste a la nueva niñera."

" Sí, las encontré en el parque cerca de casa."

"Ah, sí! amelia, toma a la chica y llévala a la habitación, James necesita descansar."

" ¡No hace falta!" - dijo al ver a Amelia acercándose " pasé tres días lejos de mi niña y todo lo que quiero es matar la nostalgia" - Caminó hacia la escalera -" Odete, pida alguien para llevar mis cosas para el cuarto."

"Sí, por supuesto!"

Odete siempre tenía esperanzas de que un día él entraría y la notaría, pero así como los demás días él ni siquiera notó que ella había cortado el pelo.

" Amelia, lleva las cosas al cuarto del señor Collins y separa la ropa limpia de la sucia y ponlas en el cesto de ropa sucia."

"Sí, señora!"

A diferencia de la maleta de Amelia que era pequeña y la manera de James era grande y pesada, por lo que tuvo dificultades para subir las escaleras y llegar a la habitación.

"¿Qué hay en esa maleta" - su respiración estaba jadeando "¡finalmente!" - abrió la puerta y entró en aquella enorme habitación.

Abriendo la maleta aún en el suelo, Amelia comenzó a sacar pieza por pieza de adentro.

"Está explicado el porqué de todo ese peso... tanta ropa para sólo tres días" - susurraba mientras separaba las limpias de las sucias.

Después de separarlas colocó las limpias nuevamente en el armario y las sucias en un cesto que estaba en el baño.

"Lo siento!" - Dijo quedándose de espaldas al verlo sin camisa.

" No sabía que había gente en el cuarto" - Abotonó rápidamente su camisa de forma equivocada - "¿Qué hace aquí?"

"La señora Odete dijo que sacara las cosas de la maleta y pusiera la ropa sucia en la cesta, así que..."

"Está bien! ya entendí... ahora puedes retirarte" - estabas avergonzado.

" Disculpa!" - sin mirarlo, Amelia salió de la habitación.

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