El hecho era que, su hermano si estaba y el no… bueno, era lo que quería se dijo así misma. En su casa le dejo dicho lo que deseaba, y al parecer había entendido. Pero… ¡Mierda! No verlo sentado en la mesa le había puesto el corazón chiquito.
Odiaba esos sentimientos, porque no conocía a ese sujeto. Además, era un idiota que solo la trataba como una puta barata y desde luego ella no lo era. Zoé pillo a Adrien hacerle una seña con la mano, y ésta fue hacia él.
—¿Otro trago? Pregunta.
—Si.
—Bien.
—Podrías decirle a Maya que pase por aquí cuando tenga tiempo.
—¡Está bien! Le dedica una sonrisa tenue.
—Oye, Kira… está se voltea. —¿Qu&