Si Amanda, no estaba en tal o cual competencia, se reunían para platicar de sus inquietudes, comentando sus planes, sus triunfos y fracasos, encontrando consuelo mutuo en su franca comunicación de sus contadas entrevistas.
Por eso fue que a Catalina le sorprendió mucho recibir la llamada de su querida amiga Amanda, y más le impacto saber el motivo de aquel telefonema, no obstante, se ofreció ayudarla y hacer lo que ella le pedía en ese momento.
Habían transcurrido cinco días desde que la llamara y ahora que se encontraban juntas, en la casa de la ciudad, Amanda la condujo a la biblioteca en donde podrían hablar con total libertad y tranquilidad.
Nadie podría escucharlas en ese lugar, ya que la servidumbre no se acercaba si no era algo de urgencia, o por qué se les llamara para algún servicio, y Elena no se encontraba en la casa.
—Celebro que por fin hayas venido a ve