Vítor
El intercambio de palabras con Tomas era cada vez más intenso y hostil. Podía sentir la ira burbujeando en mi interior, y mis palabras salieron en un tono áspero y acusador.
- Debes comer mierda para pensar que me estoy aprovechando de Sofía. - Dije, con mis palabras llenas de indignación.
Él no dudó en replicar, alzando la voz en señal de desafío:
- Mira cómo me hablas, imbécil vividor. - Levantó la mano y me señaló con el dedo.
Mi paciencia se agotaba rápidamente y no tenía intención de echarme atrás. La acusación de que me estaba aprovechando de Sophia era absurda, y no dudé en responder, ahora con un tono cargado de sarcasmo e ira:
- Hablaré como me dé la gana, y sí, comiste caca, y no cualquier caca, debió ser de la que dejan los perros mestizos que vagan por las calles. Sólo tu cabeza de mierda piensa que le haría algo así a Sophia.
La tensión en la habitación estaba realmente al límite. Nuestras palabras airadas y hostiles creaban un ambiente muy intenso, y yo sentía que