Dante encamino a Isabella a su oficina para que se calmara un poco e igual busco animar a Roger.
- Gracias Dante – dijo Isabella al estar en su oficina y calmarse.
- Descuida, fue bueno mi llegada oportuna – indico recostando al pequeño en su cuna y dándole su osito de felpa para que jugara.
Justo en eso tocaron la puerta de la oficina antes de ser abierta, dando paso a Elizabeth.
- Ya está todo arreglado y repartimos las pizzas con los empleados – informo ella.
- Gracias – menciono Isabella abrazando a su pequeño Roger.
- Hm… ya traigo tus rebanadas para que comas algo – indico la pelinegra.
- ¿Ya estas mejor? – pregunto Dante un poco preocupado.
- Si, gracias solo me intimo un poco lo que paso – menciono suspirando – y ahora que estoy camada, Dante ¿qué haces aquí? – pregunto girándose a verlo a los ojos y arqueando la ceja.
- Bueno es que yo deseaba sorprenderlos con la idea de caer de sorpresa para invitarlos a comer o a cenar y de hecho deje en el olvido las flores que te traje –