Isabella disfruto de su noche de pijamada con Elizabeth, donde jugaron a hacerse peinados locos y pintarse las uñas como si fueran niñas pequeñas, algo que podría decirse que fue algo extraño, pero ambas lo disfrutaron y se relajaron por esa noche olvidando los problemas y los pendientes del trabajo.
A la mañana siguiente, al prender la televisión mientras hacia el desayuno y se arreglaba para ir a la empresa escucho como el gran restaurante de Carolina fue clausurado por sus malos manejos.
- Vaya tenías razón, si le paso algo.
- Te dije y lo mejor es que yo no tuve que hacer nada – indico divertida la castaña – ella solita lo arruino.
- Uh me asustas cuando hablas así.
- Digamos que aprendí sobre sus comportamientos y personalidad.
- Creo que es lo normal cuando se supone quieres a esa persona y pasas tiempo con ella – menciono la pelinegra.
- Hm… pero, en fin, ahora todo eso me sirve contra ellas.
- ¿Y cuál será tu siguiente movimiento?
- Buaaa.
- Cambiar el pañal matutino – dijo di