Ignorando los preparativos de esa mujer, Dante estaba en un restaurante familiar comiendo y disfrutando de esa hermosa vista que le daban Isabella y Roger.
- Wee…
- Jajaja.
- Son lindos así ¿verdad? – le pregunto Elizabeth a Dante, ya que ellos se quedaron en la mesa y veían a madre e hijo jugar en el área de juegos, donde el menor se deslizaba en la resbaladilla, pero era sujetado por su mamá.
- Hm… es una linda imagen – contesto el pelinegro sin dejar de verlos.
- ¿Entonces buscaras cuidarlos? y te lo pregunto porque yo ya me encariñé con ellos y los veo como mis personas especiales, las cuales no quiero que sufran – indico de forma seria Elizabeth provocando que el la mirara a ver a los ojos.
- Por tu tono de voz, asumo que tú ya sabes lo que le paso ¿verdad?
- Así es, ella me conto y al escuchar toda la historia, obvio que me apunte para ayudarla ya que yo odio a las personas que dañan a otras solo porque sí.
- Somos dos, por eso igual deseo ayudarla.
- ¿Por eso le pediste matrimo