Capítulo 41 Seré la de blanco

Algunas semanas después.

Mónica acarició con las yemas sus dedos la cicatriz de bala en el abdomen de William. Él aun dormía en la que ahora era su cama, en la habitación que había sido de sus padres. Ellos insistieron en que la joven pareja se quedara ahí. Y sus padres se habían mudado a una pequeña cabaña a un costado de la casa que usualmente usaban las visitas.

Inclinó su cabeza y depositó besos en su pecho. Arrastró sus labios hasta su barbilla y no pudo evitar darle un leve mordisco.

—¿Estás queriendo desayunarme? —Cuestionó él sin abrir sus ojos.

—No es mala idea. Feliz cumpleaños amor —Dijo antes de besarlo en los labios.

—¿Eso es todo? —preguntó cuando ella se separó.

—De hecho, tengo algo para ti —dijo ella de manera coqueta mientras hacia un recorrido por su abdomen con sus dedos— Me preguntaba si estarías dispuesto a aceptar mi obsequio.

—No existe la posibilidad de rechazarte —dijo él teniendo sus propias expectativas. En especial porque no habían tenido intimidad
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