Introspección

PDV: Viena

El saber de mis padres y tener la valentía para llamarlos me hizo comprobar a través de sus palabras que aunque no apoyaban la decisión que había tomado, si la respetaban. La veían descabellada, pero si era algo que me había planteado hacer con total determinación, no tenían quejas al respecto, solo que no saliera lastimada nuevamente como en el pasado. Pese a ser un acontecimiento que lentamente estaba procesando, en ocasiones recordaba ese horrible episodio, el cual en algunas oportunidades conllevaba a que tuviera terribles pesadillas, llevándome a pensar que ese sujeto volvería para nuevamente lastimarme, mismo que me llevo a tener una dolorosa recuperación, sin embargo, pude continuar con mi vida.

Con todo ese planteamiento mental en el que me encontraba tras haber salido del baño, la puerta de mi habitación se abrió, con ello observaba a Meg en ropa interior.

—Creí que te demorarías, por eso hable con Mike para que viniera a darme mi dosis. 

—¿Dosis? ¿No me dirás que consumes eso? 

—No me refiero a estupefacientes, sino a mi dosis de sexo. 

—Meg, ¿Vienes de estar con un hombre que según tú  era pegajoso y aun así buscas a otro?

—Piensa lo que quieras, pero mi excusa es sencilla, es pésimo en la cama y la longitud de su pene no es la indicada para mí. 

—Era de suponerse que dirías eso. 

—No lo supones porque él no ha sido tu cliente, a parte le apesta la boca, es de lo peor. 

En medio de su presencia coloque el atuendo que usaría, uno que se apreciaba cómodo para estar en casa. 

—No me dirás que te quedaras aquí entristeciéndote ¡Nena! estoy aquí, esta noche iremos a algún bar a embriagarnos y a pasarla bien. 

—No tengo ánimos de alcoholizarme, además, recuerda que mañana será el evento que menciono Silvia. 

—¿Desde cuándo un evento como el que se hará es un impedimento para desvelarnos y pasarla bien? 

—Desde ahora, estoy harta de que solo me vean como una chica coqueta y guapa. 

—De nuevo con esa actitud, ¡Viena! escúchame, eres escort, no tienes a nadie a quien rendirle explicaciones. 

—Sí, pero no quiero lucir como lo vengo haciendo, quiero que los clientes con los que estoy vean otra cosa más allá de eso. 

—Que tonterías dices, de seguro lo mencionas por lo que hizo el idiota de Sam. 

—No es por él, es… 

—Si lo es, de seguro volviste a contactarlo ¿cierto? —replico para buscar mi teléfono, mismo que sujete para que no pudiera manejarlo. 

—Viena, me das la respuesta con lo que haces. Tienes el teléfono porque temes que lo que te diré te lastime, pero tú misma lo haces, ¡Hasta cuando seguirás degradándote por él! ¡Un pedazo de imbécil que exigió que te despidieran! 

—Lo sé y créeme que lo superare. 

—¿De veras? pues de seguro mañana estará presente en lo que se hará, es tan cínico que no tengo dudas de ello. Aun no entiendo si saliste con Brad porque no te fijaste en él, ese rubio era un deleite a la vista. 

—Meg, lamento desilusionarte porque sé que te gusta, pero tengo una ligera impresión de que es gay. 

—¿Gay? No cariño, de serlo ya lo supiera, créeme. 

—¿Cómo explicas que en todo nuestro acompañamiento durmiéramos en camas separadas, le agradara vestirme y tocarme, pero nada más? 

—Quizás no eras su tipo, o el tipo de contrato seria solo para acompañamiento. 

—No lo sé, era muy cortes y delicado conmigo, pero nunca se insinuó para nada más. Diría que ha sido el único caballero que he conocido. 

—Pues te informo que si mañana por la noche está presente lo tendré para mí. 

—Puedes quedártelo, a pesar de ser como es no me interesa, en realidad buscare a alguien que solo quiera compañía, no quiero nada sexual por los momentos. 

—¡Ups! Olvide informarte Viena, Antes del festejo que se hará en el club que también es propiedad de Silvia, tendremos una sesión de fotos en un espacio de la mansión. Ella quiere nuevas imágenes para la página web, así como otros medios de publicación en el que estaremos, por ello nos dejaran a cargo de un fotógrafo. Tal parece que es para tener mayor promoción en lo que hacemos. 

—¡Ah, ya veo! 

—No te escucho animada, ni siquiera para preguntar sobre quienes serán las escogidas. 

—Pues, todas supongo. 

—No, te equivocas, en esta ocasión nuestra querida jefa fue muy selectiva y solo añadió a la lista las mejores. Entre las seleccionadas estarás presente asi como yo ¿No te contenta saberlo? 

—No mucho, el pensar que Sam podría estar me arruinara todo. 

—¡Ah! ¡Basta de Sam! Piensa mejor en el fotógrafo, quizás sea uno de esos que tiene un físico increíble o alguno de los clientes que asistirán. Mínimo alguno follable estará presente. 

—Meg, mejor sal de mi habitación, quiero estar sola—exprese, reflejando mi molestia en la actitud que tenía.

—Viena, que mal agradecida eres, intento subirte el ánimo y me sales con esto.

—¿Subirme el ánimo? solo piensas si el fotógrafo o algún otro será follable. 

—Pues lo siento, actúas como si fueses una puritana que no le importara el sexo. 

—Si me interesa, pero estoy fastidiada de que me vean como un objeto. Por ello me tomare un tiempo en el cual solo seré acompañante sin términos sexuales—refute para tomarla de la mano y sacarla de la habitación. 

—Te perderás de la diversión por tonta, ¡No vale la pena sufrir por alguien que no merece nada, Viena! —exclamaba en voz alta mientras cerraba la puerta. 

Realmente con este último hecho en mi vida no tenía planes de congeniar con nadie, diría que mi móvil para seguir en esto era el dinero que podía adquirir sin tener que pedirlo a mis padres o trabajar en algún oficio común…

PDV: Evan

El estar con infinidad de mujeres había hecho en mí que no tuviese un prototipo definido, por ello con la que mejor me llevara decidía intimar. 

Observaba con énfasis el baile de una chica cuando notaba que a la distancia alguien me miraba con desdén, fue tal su interés por mí que se aproximó. Notaba que físicamente estaba muy bien, diría que lo que veía me gustaba.

—¡Que tal guapo! ¿Andas solo o te dejaron plantado? —pronunciaba  ella mirándome con desdén. 

—No suelo hablar con desconocidas—dije, admirándola con disimulo. 

—Si dejas que te acompañe podría llegar a ser más que una desconocida.—expreso para pasar su mano sobre la mía. Ante esta acción gire la vista hacia ella a su vez que terminaba el trago que estaba bebiendo. 

—¿Te ofreces sin saber si me atraes siquiera?

 —Estoy completamente segura que te atraigo, cariño, soy Meg Ryan ¿y tú?

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