Era su tercer día en la casa Villalba y Elena sentía que tenía avances significativos con su paciente. Tanto en su bienestar, como en su investigación. Eso se repetía a sí misma para acallar la inquietante sensación de estar cruzando límites en su ética profesional. Pero las conversaciones fluían con tal naturalidad que podía cumplir ambos propósitos: aliviar la mente fragmentada de Camila, ayudándola a recordar lo más que pudiera, y obtener la información que necesitaba para sus propios fines junto con Alejandro…Alejandro.
Hoy debían reunirse para hablar de los progresos alcanzados hasta el momento. Solo pensar en verlo hacía que su corazón latiera con más fuerza. Llevaba dos días sin escucharlo, sin verlo, y le sorprendía lo mucho que lo extrañaba… Ese sentimiento la irritaba. Le molestaba su propia vulnerabilidad. Le hacía sentir un poco de rabia consigo misma, darse cuenta de que él tenía ese efecto en ella.
También vería a Valeria, lo que le llenaba de emoción. Necesitaba a su he