Estaba fascinado de ver el rostro de felicidad de Isabel al recibir todas sus sorpresas, su rostro era un total regalo. Había notado que días atrás estaba un poco decaída por mis "excusas" y mis ausencias cuando estaba planeando todo esto, pero esperaba que esto lo compensara.
Cuando todos se fueron me quedé platicando un momento con mi chica, aunque sin saber cómo, de un segundo a otro terminamos en mi habitación, no lo esperaba para nada. No quería que se sintiera forzada o presionada, es lo que menos quería, recordando aun lo que le había dicho Natalie hace unas semanas.
-Linda, ¿Estas segura?, No te sientas presionada si no lo deseas- Dije jadeante antes de que fuera muy tarde.
-Estoy segura cariño- Volvió a besar mis labios y continuamos en lo nuestro.
Cada vez me sentía más enamorado de ella, su rostro, sus expresiones, su cuerpo, todo de ella me encantaba. Comencé con un ritmo lento, pero conforme pasaban los minutos iba aumentando la velocidad. Con ella no era solo sexo, no pu