Isabella.
Decir que estoy nerviosa es poco, la verdad estoy aterrada. La madre de Matthew apareció ayer en mi universidad para invitarme al club campestre Carrington, solo sonreí mientras aceptaba y luego que se fue, llamé a Matthew enseguida.
Y aquí estamos, entrando a este lugar en su auto, no puedo dejar de asombrarme con lo que veo, césped impecable, jardines maravillosos y personas que se que su vida es muy diferente a la mía.
—¿Lista? — me preguntó Matthew mientras apagaba el motor, mire alrededor y suspire
—No, pero hagamos esto — el sonrió de medio lado
—Por cierto, estas hermosa — y se bajó del auto
Entrar al club campestre de los Carrington fue como adentrarme en otro mundo. A pesar de que ya estaba acostumbrada a convivir con la familia en algunas ocasiones, ver este lugar me hizo sentir como una intrusa en un terreno ajeno. Las enormes columnas blancas, los jardines impecablemente cuidados, y las personas vestidas con prendas que gritaban "diseño exclusivo", me reco