No podía decirle la verdad a Theo porque nunca aceptaría ceder al chantaje de Daltro Hernández. Y se convertiría en una guerra interminable. Y lo único que los Casanova no podían hacer en ese momento era meterse en una pelea con gente sin escrúpulos capaz de cualquier cosa, como Daltro y Anya Hernández.
- No puedo... - Bajé la mirada.
- Así que admites que me ocultas algo.
- Sí, pero no puedo decírtelo, Theo. Solo te pido que confíes en mí.
Theo me cogió por la cintura y se apartó de mí. Empezó a ponerse la ropa rápidamente.
- ¿Dónde... ¿Adónde vas? - pregunté, confusa, desnuda en la moto.
- No vuelvas a hablarme hasta que estés dispuesto a decir la verdad. No podemos empezar una relación basada en mentiras.
- No te he engañado.
- ¿C&o