Enfrenté a Cebolla y al retroceder tropezó con una matera la cual se partió, Rata me tomó por el brazo y Beatriz se alejó asustada por la reacción. Mi amigo calmó a la gente, le dijo al administrador que pagaríamos los daños. La cara de Cebolla era de total asombro.
—Se lo juro, señor. No sabía nada referente a la señorita Verónica, no sabía que se encontraba en Bogotá.
—¡No me digas, tremenda coincidencia, no!
Beatriz tomó mi mano y se la quité con brusquedad, hace un momento se lo permití para mantener a Verónica alejada, no porque quiera tener algo con ella.
» ¿Qué parte de no me toques, no entiendes?
—Pero si acabas…
—¡Mira! Necesitaba mantenerla lejos. Vete a tu casa.
—Mis padres no saben que me encuentro aquí, estoy hospedada en un hotel.
Bajó la mirada, extendió la mano con una tarjeta. Cebolla se levantaba y lo miré, alzó las manos.
—Se lo juro, no sabía nada. No he hablado con Raúl en varios días.
—Roland. —miré a Rata.
—Cebolla… disculpa. Lleva a Beatriz al hotel, yo necesit