La sangre me hierve a más no poder. Churrusco me miraba a la espera de instrucciones, al igual que el equipo.
—Rata, dale apoyo a la familia de González.
—Si Patrón. —miré a Aníbal.
—Envíale las coordenadas, debo hacer un par de llamadas. —tomé mi celular, llamé a nuestro infiltrado.
—Patrón ya todo fue entregado, voy con dos agentes a buscar a mi familia y por un tiempo nos perdemos.
—Emilio tiene a tu familia. —Solo obtuve silencio del otro lado.
—No… no, don Roland… no. —La voz se le quebró.
—Simón fue en su búsqueda, pero…
—Cualquier cosa puede pasar, ¡¿Dónde están?! ¡Dígame donde está ese hijueputas!
—El plan sigue, rescataremos a tu familia.
—Nunca le he pedido nada, entréguemelos completos, por favor.
—Eso intentamos.
—Es evidente que esto fue soplado, y desde las altas esferas, porque ni yo sabía cuál era el plan realmente. —él tenía toda la razón.
—No me llames, yo te llamaré.
—Patrón…
—Me ayudaste en el pasado a rescatar a mis hijos, la vida me va a dar el privilegio de sal